¿Qué es feminismo?

Esta palabra ha sido deformada a través de los años, pero aquí les cuento un poquito acerca de lo que para mí significa.

El otro día salí a pasear a mis dos Boston terrier, Simón y Olga, al área verde del edificio adonde vivimos. Justo al lado hay una construcción en la que pueden ver directo el área verde. Inmediatamente unos cinco a seis hombres empezaron a silbar, a decirme cosas sucias, a declararme su amor, a hacer gestos, etc. No puedo comenzar a explicarles cómo me sentía.

Manuel, mi esposo, no estaba en casa, entonces sabía que dependía de mí manejar esta situación incomodísima. Tenía dos opciones: responderles, que estaba segura los provocaría aún más, o quedarme callada. Opté por quedarme callada, pero decidí discretamente sacar mi celular y comencé a grabar. No fueron más de diez minutos y me destruyeron moralmente. Debo aceptar que quedé súper afectada y el malestar se acentuaba al pensar que era muy probable que volvería a exponerme a la misma situación cada vez que tuviera que salir. Manuel, al regresar a la casa, notó que estaba mal, me preguntó y le conté con todo y el video.

Él, muy sereno, reportó el hecho con el encargado de seguridad del edificio que no hizo nada porque "no había nada por hacer". Descontento e insatisfecho con esta respuesta, se fue caminando a la construcción y preguntó por el ingeniero residente de la obra. El señor se presentó, Manuel le explicó la situación y le recordó acerca del código de ética que toda empresa debe acatar, estableciendo un límite clarísimo para que eso no vuelva a pasar. Dejó al señor con la boca abierta y con la cara pálida de la pena. Desde ese día no me han dicho absolutamente nada. Eso fue un acto de feminismo porque gracias a él no tuve que privarme de hacer nada por decidir ignorar un hecho que era claramente clasificable como abuso. Pero, ¿qué hubiera pasado si se hubiera quedado con el "no hay nada que hacer"?

Puedes ver la publicación en la Revista Ella haciendo click aquí.