Empatía en el hogar.

¿Cómo afecta la falta de empatía nuestras relaciones interpersonales en el hogar? Hablemos un poco acerca de cómo esta simple herramienta puede nutrir nuestro entorno.

Hace poco leí un artículo de un hombre relatando su divorcio. En él, comenzaba explicando cómo su esposa había decidido gestionarlo a raíz de su falta de consistencia al poner los vasos sucios en el lavaplatos. Él, inicialmente indignado, expresa cómo poco a poco fue entendiendo que nunca se trató realmente de los vasos. A través de peticiones como la del vaso, su esposa buscaba validez, respeto y reconocimiento. Ella esperaba que su esposo notara como buscaba su apoyo a través de estos gestos. Al no ser tratada con reciprocidad, ella eventualmente se encontró drenada de toda buena intención y optó por disolver el matrimonio.

Este corto relato me impactó porque, ¿cuántos no hemos estado en su posición? Esperamos que nos ayuden en las tareas del hogar pero nunca realmente por tener la casa limpia y ordenada. Buscamos apoyo, sentir calidez y ubicarnos dentro de algo más grande que nosotros mismos - un equipo. Ahora, veámoslo desde el otro lado. ¿Qué pasa cuando somos nosotros los que fallamos en empatizar con nuestras contrapartes?

El truco con la empatía es el auto-cuestionamiento constante. Ojo, esto no significa que debamos cuestionar todo aspecto de nuestra vida ni poner en duda nuestro presente. Me refiero a nuestras acciones y decisiones. Por ejemplo, entrando a nuestro hogar después de un día fatal, ¿qué es lo qué vamos pensando? La mayoría sigue martirizándose, como si pensarlo una y otra vez puede mejorar lo desfavorable que fue. En ese momento, no estamos acostumbrados a pensar en cómo haremos sentir a quienes encontremos en nuestro camino, ¿o si? Acostumbrémonos a ponernos en los pies de los demás, sin ataduras ni excusas. Esto nos llevará a una empatía constante.

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